EL ORIGEN DEL HIERRO DE LA F

EL ORIGEN DEL HIERRO DE LA F

Quizá haya podido leer otras publicaciones en nuestra sección “Orígenes Ganaderos” de Las Corajas. El propósito de esta sección es contar nuestra historia con la intención de transmitir al lector nuestro sentimiento por esta arraigada pasión, la ganadería.

Antes de nada, por miedo a pensamientos equívocos, me gustaría matizar que todo reconocimiento realizado a través de estas líneas hacia mis predecesores se basa en un reconocimiento sano que cualquier bisnieto, nieto o hijo tendría hacia los suyos. Ciertamente, no encontraría sentido alguno en estas palabras, a cerca de nuestra trayectoria ganadera, sin mencionar los logros obtenidos, ya que dichos logros son el único testimonio tangible de nuestra afición, pasión y defensa por las distintas razas ganaderas que hasta la fecha hemos trabajado.

En este primer artículo quiero transmitirle el origen de esta casa ganadera la cual estamos llamados a representar como cuarta generación bajo el paraguas del hierro de la F, o incluso quinta generación si nos ceñimos a un apellido, Ramírez.

Para ponerle en situación me gustaría trasladarle a Villafranca de la Sierra, un pequeño municipio perteneciente a la comarca abulense de El Barco de Ávila-Piedrahita. Por ella transcurre el antiguo camino de herradura que une la comarca de La Vera con el Barco de Ávila. Este era un camino de extraordinaria importancia para el desarrollo comercial y ganadero de toda la comarca.

De Villafranca era Miguel Ramírez, tío de nuestro bisabuelo y quizá allí mismo, en aquella importante ruta o en los entornos de la comarca, Miguel descubriese esa tradición tan arraigada a esta tierra, ser hombre de campo.

Él era ganadero de vacas bociblancas y ovejas merinas, pero la verdad es que poco más conozco de Miguel, a excepción de que lo que hoy en día pueda llegar a representar este hierro, ya que en parte también se lo debemos a él.

Las CorajasCon el tiempo Miguel decidió ceder sus animales a su sobrino Francisco Ramírez quien probablemente de entre sus familiares era el más aficionado. En él Miguel vio ese espíritu, ese querer y saber hacer. Quizá esta fue la decisión más acertada ya que, aunque no sea un apunte políticamente correcto, mi bisabuelo F. Ramírez fundador del hierro de la F, se consagró como un excepcional ganadero hasta el punto de formar circulo con las ganaderías más importantes del país.

Su labor llegó a ser reconocida en distintos sectores ganaderos habiendo trabajado razas ovinas, bovinas, equinas y porcinas, comenzando así el hierro de la F a gozar de cierta relevancia. Dicha relevancia quedó acuñada con los resultados obtenidos en 1910 en Bruselas tras mejorar la ganadería de ovejas merinas procedentes de su tío y su rendimiento lanar, el aporte de caballos hispanoárabes y árabe hispanos al ejército nacional, y con el origen de una nueva raza de vacuno, la Avileña Negra Ibérica, de la cual tomó parte en su creación junto a otra importante ganadería, la del hierro de la R de Regino.

Evidentemente responsables de estos éxitos y a su vez encargados de hacer de hilo conductor e ir trasladando los conocimientos de todo lo que engloba este legado, fueron los mayorales y vaqueros que en aquel entonces trabajaban en casa junto a nuestro bisabuelo. Ellos fueron parte fundamental a la hora de facilitar una transición de tradición, continuando su labor junto Isabel Ramírez, hija de Francisco.

Gracias a ellos y a nuestra abuela Isabel Ramírez, nuestro padre Antonio M. Ramírez, nieto de Francisco y actual ganadero, pudo absorber los conceptos aportados por aquellos experimentados hombres de campo.

Con el tiempo y la experiencia, nuestro padre, quizá por vocación o quizá por la motivación de recuperar una pasión compartida con su abuelo, se decidió por la cría de caballos pura sangre lusitanos, incorporando la nueva yeguada a la actividad ganadera existente, quedando a su vez amparada bajo el hierro de la F. Aquella afición inicial que movió a nuestro padre a la cría de caballos lusitanos ha supuesto, con el paso del tiempo, una relevante aportación a la trayectoria del hierro de la ganadería.